Una sentencia definitiva es inminente tras una larga batalla legal entre la poderosa petrolera Chevron y un grupo de valerosos indígenas de la Amazonía ecuatoriana, quienes buscan la reparación del daño causado por el vertido de miles de millones de residuos tóxicos en la selva.
Alertada por una posible derrota, la gigante petrolera CHEVRON ha puesto en marcha una agresiva campaña de lobby para descarrilar el proceso judicial. Pero el nuevo Director Ejecutivo de Chevron, John Watson, sabe que la empresa y su reputación están en la picota, y se muestra cada vez más preocupado ante los posibles riesgos de una campaña pública de denuncia.
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La mayor parte de las corporaciones de los hidrocarburos sigue gastando cientos de millones de dólares cada año en campañas de lobby y de relaciones públicas. ¿Su objetivo? Influenciar las políticas climáticas y energéticas, y negar cualquier responsabilidad en materia medioambiental o de derechos humanos. Chevron es uno de los principales infractores.
Desde 1964 a 1990, Texaco (ahora propiedad de Chevron) vertió deliberadamente miles de millones de litros de residuos tóxicos provenientes de sus operaciones petrolíferas en la selva amazónica ecuatoriana, posteriormente abandonando el país sin proceder a una limpieza adecuada de la contaminación causada. Ahora, amenazada por una derrota judicial, Chevron está recurriendo a maniobras jurídicas, y a influyentes empresas de relaciones públicas y grupos de presión para silenciar las voces críticas y evitar responsabilidades por el enorme desastre ambiental y humano que ha provocado.
Chevron ha declarado en repetidas ocasiones que no pagará por la limpieza, ni siquiera en el caso de que así se ordene judicialmente, y han llegado a decir: "Vamos a luchar contra esto hasta que el infierno se congele. Y entonces lucharemos contra él en el hielo". Su estrategia más reciente: presionar al gobierno de los EE.UU. para que intimide a Ecuador y lograr que el caso sea archivado.
Los ciudadanos de Ecuador y de todo el mundo se están uniendo para hacer frente a una de las multinacionales más poderosas y contaminantes del mundo. Si logramos la victoria, daremos otro gran paso hacia un futuro de responsabilidad corporativa, respeto a los derechos humanos y protección del medio ambiente. ¡Unamos nuestras voces, y circulemos este mensaje hoy mismo!