El Ayuntamiento de Madrid reconoce su incapacidad de dar respuesta a los ciudadanos.
Aquel 13 de noviembre de 2015, día de los extraños atentadosen París - todo
apunta a que fueron, como los de
Bruselas, de falsa bandera y aquí tb– Manuela Carmena tomó la histórica decisión de prohibir aparcarse en las
calles de Madrid para compensar la extrema contaminación atmosférica de la
capital.
La Asociación Nacional Cielos Limpios solicitó una cita con Inés Sabanés, concejala de
Medioambiente, al sospechar que parte de la extrema contaminación del aire que
respiran los madrileños se debe a las estelas persistentes de las aeronaves que
sobrevuelan Madrid con excesiva frecuencia.
.
Un importante dossier de casi 100 páginas fue entregado a los responsables
del control atmosférico de la capital, dossier que no parece haber llegado a la jefa
del Servicio de Protección de la Atmósfera, Dña. Vega Pastor.
A continuación, copiamos la respuesta de Dña. Vega, seguida de nuestro comentario a la misma.
El 3 de marzo de 2016, 12:23:
En relación a lo a las medidas de
las estaciones próximas al aeropuerto de Barajas no hemos notado nada, si bien
es verdad que en nuestras estaciones la toma de muestras está situada entre 1,5
y 4 metros de altura que es lo que establece la normativa para medir el aire
que respiran las personas y lo que comenta esta Asociación son estelas que
están a más de 8.000 metros de altura y que por supuesto nuestras estaciones no
miden a esa altura porque no están destinadas para realizar este tipo de
medidas.
Le informamos que el Servicio de Protección de
la Atmósfera tiene como competencia la vigilancia, predicción e información de
la calidad del aire, referido a la inmisión, siendo ésta, la concentración de
contaminantes a nivel del suelo, es decir el área habitada por los ciudadanos,
siendo el origen principal de contaminación las fuentes fijas de
tipo industrial, domésticas, como las calefacciones y tratamiento de residuos.
En cuanto a las fuentes móviles, los automóviles y maquinaria móvil, pero
en lo referido al tráfico aéreo, si bien se considera una fuente
antropogénica de contaminación, queda fuera de las competencias de este
Ayuntamiento.
Entendemos su
preocupación, pero no le podemos dar datos de estudios sobre efectos adversos
del tráfico aéreo.
En otras ocasiones
estudiamos su petición y le informamos al respecto indicándole, que
probablemente se debía a estelas de condensación que dejan los aviones y que
están compuestas fundamentalmente por vapor de agua, sugiriéndole se dirigiera
a la empresa pública AENA que dispone de tres estaciones de
vigilancia en las instalaciones del aeropuerto de Barajashttp://www.aena.es.
Mª Encarnación de Vega Pastor
Jefa de Servicio de Protección de la
Atmósfera
Área de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad
Ayuntamiento de Madrid
C/Bustamante, 16. 4ª planta
28045-Madrid
Ayuntamiento de Madrid
C/Bustamante, 16. 4ª planta
28045-Madrid
Y he aquí nuestro comentario.
1. La contestación de la Sra. Vega
a nuestro solicitud se inicia con un “En relación a lo a las medidas “, una introducción errática
que ya nos da una pista del escaso interés que ha puesto en contestarnos.
Además, los tres escuetos párrafos tienen varias tipografías, varias fuentes
(arial y calibri), lo que demuestra que no es una contestación redactada para
nosotros, sino que se ha limitado a hacer un copy paste de otros escritos. Significa esto que se ha limitado a
escribir unas líneas para salir del paso, sin realmente tomarse en serio
nuestra solicitud, ni haberle dedicado tiempo a una investigación seria.
2. Prosigue la Sra. Vega:
“…si bien es verdad que
en nuestras estaciones la toma de muestras está situada entre 1,5 y 4 metros de
altura que es lo que establece la normativa para medir el aire que respiran las
personas…
Afirma la Sra Vega que su servicio
de medición se sitúa entre el 1,5 m y los
4 m de altura. Pero dado el nombre de su Servicio de Protección de la Atmósfera, sería interesante
preguntarle a la Sra. Vega, en qué punto
empieza y termina la atmósfera de la
que es responsable. Por lo visto, para ella, lo que pasa por encima de los 4m
de altura ya no es de su incumbencia. Y tampoco
parece tener curiosidad en saber si lo que analiza en su atmósfera, es decir, por debajo de los 4m puede estar
relacionado de alguna manera con lo que ocurre por encima de la fatídica cota. Es francamente difícil entender
cómo la máxima responsable de la Protección Atmosférica de la capital de
España tiene un campo de observación tan
limitado y, además, parece encantada de que así sea. Si lo único que le
preocupa a la Sra. Vega es lo que pasa a nivel del suelo, debería cambiarse
urgentemente el nombre de su jefatura.
“…y lo que comenta esta Asociación son estelas
que están a más de 8.000 metros de altura y que por supuesto nuestras
estaciones no miden a esa altura porque no están destinadas para realizar este
tipo de medidas…”
La Sra. Vega afirma, sin más, que las
estelas persistentes que vemos se encuentran siempre a más de 8.000 metros de
altura, pero no parece saber que si son estelas de condensación no pueden durar
más de unos segundos. Además de no durar, las estelas de condensación sólo se
pueden producir en condiciones atmosféricas muy específicas de presión, con más de 70% de humedad y una temperatura
< - 40ºC, condiciones todas ellas que
no se dan con frecuencia. Es poco probable, por tanto, que lo que vemos en
verano sean estelas de condensación cuando, por ejemplo, estamos a 40 grados a
la sombra, y que el aire, en el corazón de Castilla, está extremadamente seco, sin embargo, con esas
condiciones atmosféricas, seguimos viendo estelas persistentes sobre Madrid.
Afirma, la Sra Vega que esas estelas
se encuentran a más de 8.000 m de altura. ¿Cómo puede estar tan segura de la
altura a la que se encuentran? ¿Acaso ha confirmado la altura de dichas
estelas? ¿O lo habrá medido a ojo? Esta afirmación no es científica porque no
resulta de una medición precisa con instrumentos adecuados, sino de una leyenda
urbana jamás comprobada según la
cual las estelas persistentes siempre son estelas de condensación a 8.000 m de
altura. Existen, sin embargo, instrumentos para medir la altura de un objeto
volando. ¿Los ha utilizado? Afirmar una cosa sin demostrarla es establecer un
dogma. Y un dogma es una creencia como otra cualquiera. Este comportamiento no
es científico, ni serio, ni responsable por parte de la jefatura de un servicio
público de protección de la salud del ciudadano, pagado por los madrileños.
Pero, sobre todo, dado su cargo, la Sra.
Vega, como máxima responsable del Servicio de Protección de la Atmósfera
madrileña, debería conocer el mapa de pasillos aéreos a alta cota, y
saber que no existen pasillos aéreos encima de Madrid. Dado que dicha prohibición de volar sobre
Madrid es muy estricta, no puede haber ningún vuelo de crucero sobre la
capital de España. Que veamos a diario aviones sobrevolando nuestra capital con
aeronaves dejando estelas persistentes, debería, qué menos, llevarla a una
investigación seria del tema.
Mapa de pasillos aéreos a alta cota sobre Madrid. Las gruesas
líneas azules delimitan las zonas de exclusión aérea. Se ve claramente que
existe un pasillo aéreo que entra por el este, otro que se une a él por el sur.
Ambos penetran en el espacio aéreo madrileño para aterrizar/despegar en Barajas, y hay un tercer pasillo norte/sur
al norte de Barajas. Un pequeño pasillo aéreo en el sur/este está reservado
para vuelos militares. Fuera de estos pasillos rigurosamente delimitados, les está
prohibido volar a los vuelos comerciales, tan sólo pueden volar, fuera de
ellos, aviones militares y de la policía.
Puede ocurrir ocasionalmente que haya
aviones sobrevolando la capital, porque estén realizando una maniobra de espera
antes del aterrizaje. Pero, en NINGÚN CASO, estos aviones pueden dejar estelas,
pues dichas maniobras se realizan a unos 1000 a 1500m de altura, una altura en
la que no se producen estelas de
condensación porque a esa altura no se dan las condiciones de presión y
temperatura necesarias a la formación de estelas de condensación.
En consecuencia, los aviones que
sobrevuelan la capital dejando estelas persistentes, NI ESTÁN EN VUELO
DE CRUCERO NI ESTÁN EN MANIOBRAS DE ATERRIZAJE. ¿Qué aviones son esos entonces? No incumbe al ciudadano de a pie
encontrar la respuesta, sino al
Ayuntamiento, y en particular a la jefatura del Servicio de Protección
Atmosférica.
3. Este desconocimiento de los pasillos
aéreos y de la legislación sobre navegación aérea parece ser extensivo a todo
el personal y jefaturas del Ayuntamiento de Madrid. En nuestra cita del 21 de
enero, Don Ramón Linaza manifestó que desconocía que ciertos aviones pueden
volar con el transpondedor (el radar del avión) apagado en operaciones
especiales, en particular cuando están en misiones de “control medioambiental”,
como reza la ley de aviación civil:
(…)
c) misiones de control medioambiental realizadas por
las autoridades públicas o en su nombre;
5. En su copy paste , la Sra.Vega continúa
diciendo:
"...En cuanto a las fuentes
móviles, los automóviles y maquinaria móvil, pero en lo referido al
tráfico aéreo, si bien se considera una fuente antropogénica de
contaminación, queda fuera de las competencias de este Ayuntamiento..."
Después de "maquinaria móvil"
falta algo. Ni siquiera se ha molestado la Sra. Vega en copiar
correctamente la frase, falta un trozo, no tiene sentido. Se ve que ha cogido
un texto, eliminado una parte sin tomarse la molestia de volver a armar la
frase correctamente.
Si bien reconoce que el tráfico aéreo es
una fuente de contaminación, se conforma
con decir que "queda fuera de las competencias del
ayuntamiento".
¿Y por qué es esto así? ¿Acaso es
normal, lógico, justo, que la alcaldesa y el consistorio de la capital de
España no puedan saber en qué medida afecta el tráfico aéreo a la contaminación
del aire que respiran los madrileños?
Poca seriedad profesional, de nuevo, por
parte de la Sra. Vega en su contestación, y poco respeto a los madrileños que
tienen muchos motivos de estar preocupados, viendo que tenemos personas
poco científicas en puestos de gran responsabilidad.
6. Prosigue la Sra.Vega:
"En otras ocasiones estudiamos su
petición y le informamos al respecto indicándole, que probablemente se
debía a estelas de condensación que dejan los aviones..."
La Sra. Vega afirma haber estudiado “en
otras ocasiones” nuestra petición. ¿Podríamos tener acceso a esos supuestos
“estudios” realizados en “otras ocasiones”? Porque no nos han sido remitidos en
ningún momento.
Además, un servicio de Protección del
ciudadano no puede contestar que lo que se denuncia es "probablemente" inocuo. O es
inocuo, o no lo es. Y esto se demuestra
con datos científicos, analíticas y estudios serios, no con afirmaciones
ex nihilo.
Un servicio de protección ciudadana no
puede basarse en afirmaciones irresponsables sin base científica, en creencias,
suposiciones o leyendas urbanas. De nuevo, una falta total de profesionalidad
científica. Los servicios de atención al
cliente de un supermercado suelen tener más dedicación y seriedad que la
contestación de la Sra. Vega.
7. Seguimos con la respuesta de la Sra
Vega:
"... y que están compuestas
fundamentalmente por vapor de agua..."
No es tolerable que la jefa del Servicio
de Protección Atmosférica quien, se supone, por su gran responsabilidad, tener
una formación científica, repita esta leyenda urbana.
Debería saber la Sra. Vega que no
existe analítica alguna en España, ni en Europa, sobre la proporción de
vapor de agua o cristales de agua que contienen las estelas persistentes
en relación a otras posibles sustancias contaminantes, emanadas de los motores
de los aviones. Luego, no parece científico ni serio afirmar así, sin más, algo
que nunca se ha demostrado, esto es: que las estelas persistentes están
compuestas fundamentalmente por vapor de agua. Y debería también
saber la Sra. Vega que está todavía por demostrar que las estelas
persistentes sean estelas de condensación.
La verdadera ciencia que busca la
verdad, sean cuales sean las consecuencias, ésta que la Sra Vega no practica,
ignora cuál es la composición química de las estelas persistentes y la
proporción de agua que hay en ellas, en relación a otras sustancias.
Afirmar, sin más, que una estela de avión, densa y que
persiste durante horas, no es preocupante porque es fundamentalmente vapor de agua es tan poco serio como asegurar que,
como en invierno también sale una estela de los tubos de escape de los coches,
no debemos preocuparnos por la contaminación de los coches, porque esa
emanación es fundamentalmente vapor de agua .
Si seguimos con este ejemplo, como todos
hemos podido observar, ese "humo" que sale del tubo de escape en
invierno, se desvanece rápidamente, como el vaho que exhalamos por nuestra boca
cuando hace frío, porque en efecto estos humos o vahos están formados fundamentalmente por vapor de agua, como las verdaderas
estelas de condensación de toda la vida. Si el humo que sale del tubo de escape
perdurara durante horas y siguiera al coche durante kilómetros,
estaríamos todos muy preocupados de que la Sra. Vega sólo viera una inocente estela
de vapor de agua, porque EVIDENTEMENTE no sería sólo vapor de agua, sino que,
en esas estelas de kilómetros, todos
veríamos una enorme contaminación.
En consecuencia, es más que probable que
una estela de aeronave que persiste durante horas contenga muchas sustancias,
otras que vapor de agua, y nos parece
escandaloso que un servicio especializado no parezca percatarse de la gravedad
del asunto y repita sin pestañear una leyenda urbana que no se basa sobre investigación científica alguna, un bulo
que no se sostiene ni con alfileres.
8. Termina la Sra. Vega:
"...sugiriéndole
se dirigiera a la empresa pública AENA que dispone de tres
estaciones de vigilancia en las instalaciones del aeropuerto de Barajashttp://www.aena.es."
Si AENA puede aclararnos este punto, ¿a
qué espera la Sra. Vega para pedir explicaciones ella, desde su jefatura de
Protección Atmosférica?
Ahora resulta que por un lado la
Sra.Vega afirma que el consistorio de la capital de España no puede pedir
explicaciones sobre el impacto contaminante del tráfico aéreo, pero sugiere
que sea el ciudadano el que tenga que hacerlo. Es casi una tomadura de pelo,
cuando no una falta de respeto. Sólo le faltaba añadir: váyase Ud. a paseo que
me está dando mucho la lata.
El remitirnos a AENA más parece responder a un deseo
de pasarle la patata caliente a otra institución, que al deseo de despejar seriamente
las dudas que nuestra asociación de ciudadanos ha planteado. Muy poco respetuoso,
muy poco serio, muy poco científico, muy poco responsable.
Resumiendo:
La Sra. Vega, jefa y responsable de la
Protección Atmosférica de la capital de España, y que, se supone, tiene una
alta formación científica sobre contaminación atmosférica, y está ahí, cobrando
de los madrileños, para cuidar y proteger la salud de los habitantes,
ante la gravedad de lo que se le ha planteado, miente cuando contesta que ha
realizado estudios al respecto. La Sra. Vega no ha realizado ninguna
investigación científica seria y se
limita a contestar a una Asociación Nacional con un copy paste mal redactado, un parcheado de escritos varios que tiene
la desfachatez de presentar como resultados de un estudio cuando no son, en realidad, más que leyendas urbanas, bulos seudocientíficos y
afirmaciones dogmáticas e irresponsables, remitiendo a los demandantes a que se
las arreglen por su cuenta.
Todo esto nos deja una sensación de tristeza
y desazón, porque pareciera que las personas que deberían estar ocupadas en el
control del aire que respiramos, que, suponemos, tienen conocimientos
científicos, medios técnicos y cobran por ser responsables de la calidad del aire de la capital de España, cuando
son preguntados, se lavan las manos, mirando hacia otro lado.
Por todo lo dicho, impera la urgente necesidad
de investigar este tema de las estelas persistentes para dilucidar:
1.
Qué aviones son los que vuelan por encima de Madrid, entrando en el
espacio aéreo de tráfico restringido.
2. Qué sustancias componen esas estelas
persistentes.
3. Qué composición tiene el queroseno
utilizado por los aviones en España.
4. En qué medida las sustancias tóxicas de
las estelas persistentes y que componen el queroseno se encuentran en el cielo de Madrid y son
inhaladas por los ciudadanos.
Limitar la causa de la contaminación del aire
madrileño al tráfico rodado, es una burla al sentido común y una demostración
de la ignorancia de los responsables municipales. La absoluta prohibición de
Francisco
Silvela, calle Ardemans, Templo de
Debod. fotografías ANECiL
PuerPuerta
del Sol y Calle Agustín Durán.
Es necesario recordar aquí que los
aviones no pueden volar sobre Madrid, tienen unos pasillos aéreos
predeterminados y sólo en contadas
Pilar Baselga
Presidenta de la Asociación Nacional
Española Cielos Limpios