La diosa de los peines después de la tormenta peina suavemente las nubes que, desgajadas ellas, posan tranquilas sobre las montañas y los valles donde se secan lentamente con el sol.
Es todo un arte que requiere la paciencia y la experiencia de una hetaira de los tiempos de Pericles.
Su destino no era ser lavandera de dos perras la canasta sino otro más grande y peligroso.
La ira le rinde homenaje.
Se doblega ante su arte.
Puede que alguna vez un rayo haya querido arañarla
pero siempre lo cogía como quien enhebra una aguja
y lo reposaba en su pecho donde siempre quedase dormido.
Tu eres esa diosa…….
loca de mi almaalma que me disloca
coca cola de mi ser
sirvienta de mi pene
peñíscola de miocardio
carbón de mi hoguera
otero de mis distancias
llévame a los fuegos
que sequen mis lágrimas
de amor por tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Dos camelias del jardin del palacio de Caprarola.
Es la carta de amor mas genial que he leido en mi vida. Que suerte tienes. Enhora buena.
ResponderEliminarSin duda una maravillosa carta de amor ¡¡ Singular, pero tratandose de tí, suena perfecta.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga