Para bien o para mal, y desde luego porque Ud. lo ha provocado, siempre ha sido objeto de gran atención mediática, cosechando, como es inevitable, críticas de todo tipo, como yo misma me he permitido comentar (aquí, aquí y aquí).
Pero desde el rifirrafe a la salida de la Catedral de Palma, observo una verdadera operación de acoso y derribo hacia su persona, y me imagino que no debe ser un plato de gusto para una persona tan pendiente de la opinión ajena, aunque su perfeccionismo se limite al vestido, los zapatos, las arrugas y el pintalabios y se olvida de lo más importante: el comportamiento adecuado, el trato amable y el gesto elegante que todos esperamos de la reina de España.
España es un país surrealista, por eso es la única monarquía del mundo que tiene una reina republicana.
Y llegamos al motivo de esta carta abierta. Aunque ya sé que Ud. no me contestará, yo me atrevo a preguntarle:
Si no le gusta esquiar.
Si no le gusta Marivent, ni veranear en Mallorca, uno de los lugares más bellos del planeta.
Si no le gusta navegar.
Si no le gustan los amigos de la pandilla de su marido por lo que nunca sale con ellos.
Si no le gustan los perros y ordenó abandonar a su suerte y de la forma más inhumana a Pushkin, el perro adorado de su esposo.
Si no le gusta el colegio Rosales y en cuya gestión se ha intrometido hasta forzar el cese de su directora tan querida, que había sido tutora de su marido
Si no le gusta el colegio Rosales y en cuya gestión se ha intrometido hasta forzar el cese de su directora tan querida, que había sido tutora de su marido
Si no soporta a nadie de su familia política. incluida la reina madre de su esposo, hasta el punto de regañarla en público con su amenazante dedo índice, y de poner en peligro la monarquía el domingo de Pascua al impedir que sus hijas se hagan un simple foto con la abuela.
Si es capaz de dejar en mal lugar a su esposo en público, y en tantas ocasiones.
Si es capaz de dejar en mal lugar a su esposo en público, y en tantas ocasiones.
Eso a nivel familiar.
Pero en lo que respecta a su cargo, y probablemente porque no cree en la monarquía, tampoco parece disfrutar de ser la reina de España, ni estar dispuesta a asumir todo lo que el protocolo supone, como el tener que atender a largos y tediosos actos oficiales (hasta el final) u oficios religiosos cuando es atea, o la obligación del decoro, y la impecabilidad de los modales necesarios en tantas ceremonias así como la indispensable discreción en el vestir.
Resumiendo, no parece que haya ningún amor, cariño ni interés sincero hacia nada de lo que, se supone, ha elegido con plena conciencia.
Por todo esto, no encuentro respuesta a mi pregunta:
¿¿por qué se casó con Felipe??
¿O no sabía Ud. lo que suponía casarse con Felipe de Borbón ?
Usted sabía cuáles eran sus gustos, sus modales, sus traiciones familiares, su perro, sus deportes favoritos, sus amistades, su colegio y su familia, porque lo sabíamos todos los españoles.
Usted sabia que iba a tener que ser la reina consorte y aguantar un protocolo pesadísimo y una agenda real de 24 horas, porque eso se lo podía imaginar cualquier mujer con dos dedos de frente.
Usted sabía cuáles eran sus gustos, sus modales, sus traiciones familiares, su perro, sus deportes favoritos, sus amistades, su colegio y su familia, porque lo sabíamos todos los españoles.
Usted sabia que iba a tener que ser la reina consorte y aguantar un protocolo pesadísimo y una agenda real de 24 horas, porque eso se lo podía imaginar cualquier mujer con dos dedos de frente.
¿Se casó con él para poder tener el ropero más engalanado y la mayor colección de zapatos del mundo mundial?
¿Se casó para ser una celebrity de revista del corazón?
¿o por el placer de poder decir "soy la madre de la reina de España"?
¿O tal vez, cual Cenicienta romántica e ingenua, se casó creyendo que ser la esposa del heredero del trono de España era entrar en un cuento de hadas donde iba a poder hacer lo que le viniera en gana?
¿O tal vez, cual Cenicienta romántica e ingenua, se casó creyendo que ser la esposa del heredero del trono de España era entrar en un cuento de hadas donde iba a poder hacer lo que le viniera en gana?
En 1993, la esposa del emperador de Japón se retiró de los actos oficiales, desapareció de la vida pública. Según dijeron, debido al terrible acoso de la prensa hacia su persona, enmudeció. No podía hablar. Esta dama se retiró elegantemente de la escena oficial, disculpándose por ello. Y todos la respetaron. Se me ocurre que Ud. podría hacer lo mismo antes de que esto pase a mayores: retírese de la escena y pase a una vida discreta, así dejará de meter la pata y hará un favor a su marido, a sus hijas y a España. Parece mejor solución que el divorcio. Entiendo que dado su carácter, puede ser un remedio doloroso, pero creo que es lo más sensato, sano y seguro, porque el número de enemigos que está cosechando puede llegar a impedirle salir en público. Y esto sería la puntilla para la ya moribunda España.
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