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Florian imita a su abuelo, sin necesidad de matar a su hermano esta vez, dando la razón a los que explican la repetición de modelos en una misma familia por el sistema de las constelaciones familiares. |
Muy querido por muchos corazones verdes es el memorable discurso de 1854, atribuido al Jefe Seattle, de las tribus Suquamish y Duwamish cuyas citas se encuentran a lo ancho y largo del mundo, en artículos y filmes sobre el ambiente, en publicaciones del Sierra Club, en remeras y en carteles de los Parques Nacionales. Algunos de los pasajes más citados pueden resultarle familiar:
- "La Tierra no pertenece al Hombre; el Hombre pertenece a la Tierra."
- "El aire es precioso para el Hombre Rojo, porque todas las cosas comparten el mismo aliento: la bestia, el árbol, el Hombre."
- "¿Qué es el Hombre sin las bestias? Si todas las bestias desapareciesen, el Hombre moriría a causa de una enorme soledad del espíritu. Porque todo lo que le ocurre a las bestias, pronto le ocurre al Hombre."
- "Soy un salvaje, y no comprendo ninguna cosa de otra manera. He visto mil búfalos pudriéndose en la pradera, dejados por el Hombre Blanco que les había matado desde un tren que pasaba, y no entiendo cómo el humeante caballo de hierro puede ser más importante que el búfalo que nosotros matamos solamente para seguir vivos."
Todo muy bonito, muy poético. Sólo hay un problema: las citas son una falsificación – tal como lo descubrió la periodista Paula Wissel durante la elaboración de una nota para el 125o aniversario de la muerte del Gran Jefe Seattle. Las palabras no son del Jefe Seattle en 1854, sino las de un libretista de la televisión de 1970, Ted Perry, que actualmente enseña cine y teatro en el Middlebury College. Perry escribió el discurso como parte del libreto de una documental sobre el ambiente llamado "Hogar", patrocinado por la Comisión de Radio y Televisión Bautista del Sur, y mostrado en la cadena ABC-TV. Tal como le contó a la periodista Wissel (una reportera para la radio KPLU de Seattle), "Los productores creyeron que sonaría mucho más auténtico" si atribuían lo dicho al Jefe Seatlle, en lugar de Ted Perry. Dijo también que no descubrió el asunto hasta que vio el show por la TV y vió que su nombre no figuraba en los créditos.El informe de Wissel que comunicaba a los ecologistas la mala nueva acerca del discurso del Jefe Seattle fue puesto en el aire el 8 de Junio de 1991 en la Radio Pública Nacional. Había sido un miembro de la misma tribu Suquamish quien alertó a Wissel sobre la falsedad del asunto, mientras ella realizaba su investigación sobre la vida del Jefe Seattle (o Sealth), en cuyo honor la ciudad lleva su nombre. Ella comprobó la historia con Rick Caldwell, en el Museo de Historia e Industria de Seattle: Caldwell y un investigador alemán, Rudolf Kaiser, habían rastreado el origen del mito hasta encontrar a Ted Perry. Como lo narra Caldwell, Perry estaba buscando algunas citas del siglo 19 para incluir en su libreto ecologista, pero "no pudo encontrar a ningún indio de 1850 que hablase la jerga ecologista de 1970."Caldwell dice que pasa gran parte de su tiempo contestando preguntas sobre el mítico discurso, y que algunas personas directamente no quieren creer que el discurso no es verdadero. Una de las principales claves de que las citas son falsas le dijo a Wissel concierne a los búfalos muertos desde el tren: "No se crían búfalos en estos humedales" y "los trenes no llegaron hasta Seattle sino 14 años después de la muerte del Jefe Seattle."El Verdadero Jefe SeattleAunque el famoso discurso es un mito, el Jefe Seattle realmente existió y, de acuerdo a muchos registros históricos, era elocuente y sabio. Resulta bastante fácil conseguir un estudio sobre el tema, escrito por Daniel y Patricia Miller, como también un artículo sobre el Jefe Seattle aparecido el 29 de Octubre de 1887 en el Seattle Sunday Star, firmado por el Dr. Henry A. Smith. Si se le solicita, Caldwell suministrará su estudio del otoño de 1983 "El Mito del Manifiesto Ambiental del Jefe Seattle", más una copia del estudio de Rudolf Kaiser de Mayo de 1984 sobre la recepción europea del mito del Jefe Seattle, subtitulado:"Casi una Historia Detectivesca". El Museo de Historia e Industria de Seattle ha impreso un folleto que contie-ne la versión del Dr. Smith, dada en 1887, sobre el famoso discurso del Jefe Seattle. (Copias de este folleto se pueden obtener enviando un sobre con franqueo prepago al Museum of History and Industry, 2700 24th Avenue East, Seattle, Wash. 98112, Estados Unidos).En su artículo de 1887, el Dr. Smith describe a Seattle con gran admiración y da una transcripción de un discurso que le escuchó pronunciar en respuesta a la propuesta del Gobernador Isaac I. Stevens, probablemente en Enero de 1854. Smith : "El viejo Jefe Seattle fue el indio más grande que jamás haya visto y, por lejos, el de aspecto más noble . . . Cuando se erguía para hablar en el Consejo o para dar recomendaciones, todos los ojos se volvían hacia él, y de sus labios surgían sonoras y elocuentes sentencias pronunciadas con voz de tonos profundos . . . Su magnífica estampa era tan noble como la de los más cultivados jefes militares en comando de las fuerzas de un continente. "Además de médico, Smith era un poeta y un filósofo. Tal como lo documenta el estudio de los Miller, antes de la versión mítica de 1970, en el siglo 20 existió otra remodelación de la transcripción realizada por el Dr. Smith del discurso de Seattle, hecha por gente que creyó que el lenguaje de Seattle era demasiado Victoriano y no muy indio. El más conocido de estos trabajos de remodelación es el de William Arrowsmith en 1969 que, de acuerdo a Kaiser, es el que inspiró a Ted Perry, quien, a su vez, dice que se lo escuchó recitar a Arrowsmith en el Día de la Tierra de 1970. Los Miller citan muchas razones por las cuales se cree que la transcripción de Smith de 1887 es la auténtica, y cómo la tradición oratoria india hacía uso de la metáfora. Los Miller describen a Seattle como un aliado de los colonos, a quienes admiraba su tecnología y medicina, haciéndose amigo de un doctor instalado en Olympia, y a quien persuadió de mudarse al área más cerca del hogar de Seattle.Caldwell cita historias contemporáneas que documentan que Seattle tenía reputación de "maestro de la oratoria" y que "podía ser escuchado desde media milla de distancia cuando se dirigía a su gente, y que parecía controlarles por medio de su poderoso intelecto." A mediados del siglo 19, la población india estaba siendo agudamente reducida por las enfermedades (viruela y sarampión) y por las guerras intertribales, mientras que la población de colonos blancos iba en aumento. Por consiguiente, el Jefe Seattle aceptó la propuesta del Gobernador del Estado de Washington en 1855, que cedía la mayor parte de la tierra al Estado y le dejaba a los indios tierras específicamente reservadas. El discurso expresaba sus pensamientos sobre la cuestión antes de que el tratado se firmase.Lo que Seattle Dijo en RealidadComo lo transcribe el Dr. Smith, el real discurso de Seattle quitándole todo el roman-ticismo verde de Perry en 1970 es una mirada fascinante sobre cómo un jefe indio veía la invasión de colonos blancos y la lenta disminución de su propio pueblo. En lenguaje elocuente, lleno de metáforas, se sumerge en la cuestión de cómo el hombre blanco y el indio pueden vivir juntos en paz, aunque sus religiones y tradiciones son totalmente diferentes.Los Miller hacen notar específicamente que las tribus de Seattle no tenían un concepto de "Madre Tierra". Sugieren que la interpretación del Dr. Smith de la religión de Seattle era que el dios del hombre blanco estaba incorporado a su propio mundo de espíritus "como un espíritu mayor, pero uno en el que había perdido la fe al momento de pronunciar su discurso". Dicen los Miller que existen informes de que Seattle se convirtió posteriormente al catolicismo, pero que no existen registros serios que lo confirmen.Especialmente impactante en la transcripción del discurso hecha por el Dr. Smith es la visión que Seattle tenía de la injusticia de su situación y cómo esto se relacionaba con el Dios de los blancos. El Jefe Seattle dijo: "Su Dios ama a su gente y odia a la mía; El rodea amorosamente sus fuertes brazos alrededor del hombre blanco y le dirige como un padre haría con sus hijos, pero El ha olvidado a sus hijos rojos; El hace crecer a sus hijos cada día más fuertes, y llenarán muy pronto toda la tierra, mientras que mi pueblo va desvaneciéndose como una marea que se retira con rapidez y que nunca más volverá a fluir. El Dios del blanco no puede amar a sus hijos rojos, sino los protegería. Ellos parecen ser huérfanos y no pueden buscar ayuda en ninguna parte. ¿Cómo podemos convertirnos en hermanos? ¿Cómo puede su padre convertirse en nuestro padre y traernos prosperidad y despertar en nosotros sueños de una retornante grandeza?""Nos parece que vuestro Dios es parcial. El vino al Hombre blanco. Nosotros jamás lo vimos; ni jamás hemos escuchado su Voz; El le dio al blanco sus leyes, pero no le habló a sus hijos rojos que por millones llenaba este vasto continente, como las estrellas llenan el firmamento"
"Su religión estaba escrita en tablas de piedra por el dedo de hierro de un Dios enojado, para que no se les olvidara . . . Nuestra religión es la tradición de nuestros antepasados, los sueños de nuestros ancianos, dados a ellos por el Gran Espíritu, y la visión de nuestros sacerdotes, y está escrita en el corazón de nuestra gente."
"Vuestros muertos dejan de amarles a ustedes y a los hogares de su nacimiento tan pronto atraviesan los portales de la tumba. Ellos vagan mucho más allá de las estrellas, son rápidamente olvidados, y jamás regresan. Nuestros muertos jamás olvidan el hermoso mundo que les ha dado el Ser."El Jefe Seattle advierte contra la inutilidad de más violencia, diciendo:
"Cuando nuestros jóvenes se enojan por alguna real o imaginaria mala acción, y desfiguran sus rostros con pintura negra, sus corazones también se desfiguran y se tornan negros. Entonces su crueldad es incansable y no conoce límites, y nuestros ancianos no pueden detenerlos. Pero tengamos la esperanza de que las hostilidades entre el hombre rojo y sus hermanos carapálidas no regresen jamás. Tenemos todo para perder y nada para ganar"."Después de Todo, Podemos Ser Hermanos"El Jefe Seattle termina con una predicción que resultó muy acertada:"La noche del indio promete ser muy oscura". Luego dice:"Pero, ¿por qué amargarnos? ¿Por qué debería yo murmurar por la suerte de mi pueblo? Las tribus están hechas de individuos y no son mejores que ellos. Los hombres van y vienen como las olas del mar. Una lágrima, un 'tamanawus', una mueca, y se alejan de nuestros ojos para siempre. Aún el hombre blanco, cuyo Dios caminó y habló con él, de amigo a amigo, no es una excepción al destino común. Después de todo, podemos ser hermanos. Ya lo veremos" . Luego le recuerda Seattle al gobernador que los espíritus de su antes numeroso pueblo habitan la tierra: "El Hombre blanco nunca estará solo. Sea el blanco justo y trate con bondad a mi pueblo, porque los muertos no están totalmente sin poder".Rick Caldwell y Rudolf Kaiser documentaron en 1983-84, que la amada versión ecologista del discurso del Jefe Seattle era nada más que un fraude. La Radio Pública Nacional transmitió a nivel nacional la historia de Paula Wissel en 1991. ¿Alguna de las numerosas organizaciones o individuos que usan el discurso ha hecho pública alguna retractación? ¿O es que ellos prefieren el mito y la mentira a la verdad mientras que el mito apoye a su mensaje? ¿Acaso no lo vemos todos los días?
Carta del Jefe Seattle al presidente
de los Estados Unidos
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