La mejor manera de ser nombrado ministro es, por lo
visto, saber que es Indra quien suma los votos en España y no volver a mentarlo.
Houston, tenemos un problema. Nos lo dicen en la cara: es el
ordenador de Indra el que, no sólo da los “datos de la tele”, sino que da los
resultados electorales definitivos. Una empresa con múltiples acusaciones de
fraude en varios países, una empresa puesta a dedo por Sánchez, una empresa de
inteligencia militar que lleva 30 años diseñando programas informáticos de
“gestión del voto”, cuando el voto, señores, no se gestiona, simplemente SE
SUMA, pues, esa empresa, que nos cuesta a cada vez unos 5 millones de euros, es
la que por arte de magia transforma los resultados provisionales en definitivos.
Y pregunto ¿Hasta cuándo vamos a
consentir esta farsa?
El 16 de febrero pasado, los activistas de Elecciones
Transparentes estuvieron presentes durante todo el escrutinio general de Soria
y, de nuevo, la misma presidenta de la Junta electoral, Doña Belén Pérez-Flecha
Díaz, no sólo reconoció, sino que LE PARECÍA CORRECTO que fuera el sistema
informático de Indra quien estableciera los resultados definitivos de las
elecciones del 13-F.
Ni los representantes de los partidos ni, todavía menos, los
españoles entienden cómo se manipulan los resultados electorales. Lo explicaré
de nuevo:
El día de las votaciones, que no elecciones porque no
elegimos nada, votamos en los colegios electorales y al final del recuento de
las urnas, se redacta el acta de escrutinio de la mesa. Pero, a
pesar de que la televisión hacia las 22 horas anuncia el 99% de escrutinio de
los votos, la realidad es que es materialmente imposible alcanzar ese resultado
el día de las votaciones. Los datos que se comunican en televisión son,
digamos, una estimación, para ser amables, unos resultados sin
validez alguna porque nadie ha podido supervisar la introducción de los datos
de cada mesa por el desconocido e
incontrolable recolector de datos
que pasa por los colegios electorales con su Tablet conectada al ordenador de
Indra. Y, además, esos datos introducidos sin supervisión pueden ser
manipulados por la coctelera de votos del ordenador al que nadie controla.
No olvidemos que Indra está especializada en el diseño de programas de “gestión
de los votos”. Por tanto, la única manera de asegurarse de que los datos
comunicados por las televisiones el día de las votaciones son correctos es
proceder a la suma ordenada de los resultados que figuran en las actas. Esa
suma se denomina ESCRUTINIO GENERAL, es decir, suma general, y debe
realizarse al tercer día, sacando las actas originales de los sobres primeros y
leyendo en voz alta para que todos los representantes de los partidos y el
público puedan comprobar los datos y SUMAR los votos de su partido
favorito.
Ahora les voy a contar cómo se realizó en Soria el FALSO
ESCRUTINIO GENERAL. A diferencia de Ávila, donde tan sólo se revisaron un
puñado de actas a pedido de los partidos presentes y no se abrieron los sobres
EN ABSOLUTO, terminando el acto en 17 minutos ( ver aquí el testimonio de fraude
en Ávila)., a diferencia de Ávila, decía, en Soria SÍ SE MOLESTARON EN
ABRIR LOS SOBRES UNO TRAS OTRO, POR ORDEN ALFABÉTICO. Pero en lugar de que
fuera el secretario de la Junta Electoral el que leyera en voz alta los datos
de las actas originales, tal y como manda la ley, era el empleado de Indra
el que leía los datos de su ordenador, datos no controlados que provenían de las tablets de aquellos
desconocidos supuestos “representantes de la administración”.
Tal vez me vayan a decir ustedes que da igual. Pues no da
igual:
Primero- se trata de leer en voz alta
los datos ORIGINALES de las actas ORIGINALES para que los presentes
puedan proceder a la SUMA DE LOS VOTOS DE TODA LA PROVINCIA, no
se trata de leer en voz alta LOS DATOS DE INDRA.
Segundo- el que debe leer en voz alta los
datos originales no es cualquiera, es alguien con responsabilidad, es un
fedatario, no puede ser un simple empleado de una empresa privada ajena a
la junta electoral, debe ser un juez, un magistrado o un secretario judicial
quien, al leerlo, dé fe de que lo que se dice es cierto. Pero es muy
cansado, señores, por eso estos empleados públicos, que cobran una gratificación
de hasta 2.700 euros para el presidente de la junta electoral, prefieren que
sea el empleado de Indra el que proceda a ese tedioso trabajo, incurriendo así
en un fraude de ley.
Tercero- la ley electoral (LOREG) no
contempla la presencia ni la participación de una empresa privada en el
recuento general de los votos de la provincia, por tanto, la ley aún menos
puede permitir el control de la suma electoral por el ordenador de una
empresa privada y que nadie puede controlar. Otro fraude de ley.
Cuarto- el propósito del escrutinio general
no es comprobar si los datos del ordenador de Indra/datos del Ministerio del
Interior son correctos, sino el proceder
A LA SUMA manual DE LOS VOTOS DE LA PROVINCIA. Y eso es,
precisamente, lo que NO SE HACE EN NINGUNA PARTE desde al menos el año 2000.
Pongamos que todos los datos introducidos en el “Excel de Indra” fueran
correctos, el problema es que no podemos saber si los datos han sido
simplemente sumados correctamente o han sido “gestionados” oportunamente para
rebañar de aquí y de allá unos votos que pasan desapercibidos pero que permiten
conseguir un diputado por provincia, o más de uno….
Quinto- la ley electoral no considera la
necesidad de contratar a ninguna empresa por una razón muy sencilla: porque
todos sabemos sumar, existen las calculadoras y los Excel y NO NECESITAMOS
UNA EMPRESA DE INTELIGENCIA MILITAR que nos cuesta 5 millones de euros para
hacer algo que todos sabemos hacer: SUMAR LOS VOTOS.
Pregúntense ¿para qué contratar una empresa
de inteligencia militar? ¿simplemente para sumar? ¿Quién nos puede asegurar que
el inteligentísimo ordenador de Indra no tiene un programa preparado para
manipular los votos de manera a repartir escaños sin que se note demasiado?
Pues eso es perfectamente posible porque,
tal y como se hacen las cosas hoy NADIE supervisa a Indra, por tanto nadie puede
GARANTIZAR QUE LOS RESULTADOS ANUNCIADOS SON LA REALIDAD.
Lo increíble es que los magistrados, al
reconocer abiertamente que la suma la controla Indra, están dándonos las
pruebas de los tres delitos: falsedad en documento público (las actas),
incumplimiento de la LOREG en sus artículos 103 y 104 y prevaricación, art. 404
del CP.
En román paladino: es INDRA
QUIEN SUMA LOS VOTOS EN ESPAÑA. AÑO TRAS AÑO.
Pero ustedes sigan en su sillón dándole a
“me gusta”.
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